En este momento de soledad, oscuridad y crueldad, necesitamos que Dios sostenga el amor que tenemos en el corazón. Que no nos cansemos de amar, de esperar, de sembrar esperanza, de construir y comprometamos nuestra mano para tenderla a aquel que la está pasando mal, para extenderla como Jesús en la cruz, en ese gesto único que supera el abrazo. La cruz espera a todo hombre y toda mujer que sufre. Pidámosle a la Virgen que bendiga nuestro corazón, nuestros barrios y a nuestras familias, para que la vida triunfe, para que el amor venza y para que podamos pasar haciendo el bien.