En este lugar, llamado «tierra de nadie». En esta tierra, donde gobernaba la basura y el abandono. En esta zona, en donde la muerte se hacía dueña y reinaba la injusticia. Una vez más, la vida de Dios se abrió paso. Una vez más la comunidad organizada miró a Jesús, que siempre se encuentra entre los últimos de la fila. Y así, la «tierra de nadie» se transformó en Casa. Primero, fue parque. Después, fue centro cultural, casa de mujeres, casita de niños y centro de abuelos. Y hoy, un nuevo edificio reza. “Escuela Especial Papa Francisco”. Una escuela donde los últimos son primeros. Un lugar para que sonrían las familias y para que los chicos se sientan cuidados. Para que las maestras abracen y no descansen en hacer crecer esta vida. Llegamos a buen puerto… y pensar que recién empezamos…
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