Durante la celebración de las fiestas patronales de la parroquia San José, nuestro obispo, Mons. Eduardo García, recuerda que, «hace un año, para esta misma fecha, dábamos comienzo a la vida de este lugar, de esta casa como casa de San José y le decíamos, también, a nuestro barrio que había un padre que, en nombre de Dios, los cuidaba». Y agrega que «sin dudarlo porque Dios le habló al corazón recibió esa vida, que estaba creciendo en el seno de María, como venía», y aunque «no era su padre», lo recibió porque «era la vida y a la vida no se le hace asco, no se le cuestiona, no se le pregunta, se la acepta como viene». Añade que «cuando se acepta la vida como viene, recién, a partir de ahí, podemos empezar a pensar, a crear», teniendo en cuenta que es ahí cuando «realmente podemos decir que empezamos a aprender a amar y a amar de verdad».
También, destaca que «eso es lo que san José nos quiere decir» y los que «va poniendo en el corazón de cada uno de los hijos de estos barrios, de estos cuatro barrios que él cuida con amor paternal». Reafirma que «la vida viene», y «no le preguntamos de dónde, no le preguntamos cómo, no le pedimos carnet, tampoco certificado de salud ni vacuna», sino que sin más «es vida» y, «si viene de Dios, se la recibe, se la ama, se la quiere, se la acepta, se le da un nombre: el nombre de ‘hijo’, el nombre de ‘hermano’, que es el nombre más grande que le podemos dar a alguien, más allá del que tenga». Entonces, considera que «eso es lo que hizo José, le puso un nombre a ese a quien Dios ya le había puesto nombre a Aquél que salvará a su pueblo», diciéndole «‘Hijo’ y, sintiéndolo como tal, «le dio presencia, le dio vida».
Además, señala que gracias a que «agarró la vida como vino, sin preguntar demasiado, sino abrazándola con ternura y con cariño», nosotros «podemos hoy estar acá, después de más de dos mil años, creyendo, amando y apostando por el Evangelio y siguiendo apostando por la vida, porque Dios es el Padre de la vida, que ama la vida». Aunque tiene en cuenta que «a veces nos olvidamos y, entonces, san José nos lo recuerda».
Por otra parte, destaca la presencia de todo el decanato, las parroquias, las comunidades, acompañando este camino «en esta marcha que, también, es una marcha de la vida». Aunque «no es la oficial», es una «marcha de la vida, porque acá estamos queriendo decir ‘Sí a la vida’, a cualquier vida que Dios haya puesto en este mundo».