Apertura de la Salita «Madre Teresa» | Puerta de Hierro

   En el barrio de Puerta de Hierro, en Isidro Casanova, hoy se realizó la ceremonia de bendición, inauguración y puesta en funcionamiento de la Salita de Primeros Auxilios «Madre Teresa de Calcuta». Alentados por las enseñanzas del Papa Francisco, como Iglesia de San Justo, comprometida a recibir la vida como viene, curar sus heridas, devolver a cada hombre y mujer de nuestros barrios su dignidad de hijos de Dios y de argentinos, se dio apertura a este espacio destinado a cambiar los signos de muerte por signos de vida, y donde anteriormente funcionaba un búnker de venta de drogas hoy se planta una sala de primeros auxilios.

El nacimiento de esta obra se gestó en la misa de las «3T: Tierra, Techo y Trabajo», que se ofició en la cancha del fondo de Puerta de Hierro. Fue un domingo 21 de mayo de 2017 y, en julio de ese mismo año, en el obispado junto a colaboradores, se dio comienzo a la gestión y, a través de ella, con el Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, se cedió el terreno al Obispado de San Justo y Cáritas se encargó de gestionar y controlar la obra, cuyo financiamiento estuvo a cargo del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires.

Su Santidad, el Papa Francisco, en el mes de septiembre del año 2017, recibe en propias manos de nuestro obispo, Eduardo García, el proyecto de la Sala de Primeros Auxilios “Madre Teresa de Calcuta”, del cual recibe su implorada bendición.

La construcción de la sala se da en el marco del plan de integración que encabeza el organismo provincial de integración social y urbana en los barrios más vulnerables del conurbano bonaerense. Y, puntualmente en este caso, con el objetivo de promover la salud y atender las situaciones de emergencia. La obra tiene 142 m2 y está equipada por 3 consultorios, una sala de espera, 2 baños y un salón de usos múltiples de 55 m2. Cabe destacar, que tuvo una duración de cuatro meses de construcción y se llevó adelante con un equipo de obreros integrado en un 80% de vecinos de la zona.

Asimismo, el encuentro congregó, no solo a la comunidad barrial, sino también a vecinos de otros barrios y distintas autoridades estatales y de instituciones de la sociedad civil. Participaron, además, las bandas sinfónicas de la policía bonaerense y de la Municipalidad de La Matanza.

Por otra parte, como anfitrión, el Padre Nicolás Angelotti, agradeció la presencia de todos, destacando que se han encontrado «para acompañar una propuesta sencilla pero muy concreta como es la sala de Primeros Auxilios ‘Madre Teresa de Calcuta’, que quiere hacer llegar la salud a los vecinos más pobres y pequeños de nuestro barrio». Además, reconoce la ausencia del estado y de los actores de la sociedad civil, que le han soltado la vida al barrio dejándolo «huérfano». Pero, a pesar de ello, cuando se inaugura «una obra tan linda, y que revuelve nuestros ideales, nuestras utopías con tanta justicia social, que nos sale de la entraña, me revuelve un poco a mí el corazón de tomar conciencia de tantos nenes y nenas, tantos pibes y pibas, tantos jóvenes que hoy desaparecen de nuestro barrio: son desaparecidos en una dictadura del narcotráfico, en donde un pibe de 8, 10, 12 años, antes que un guardapolvo, antes que una pelota de fútbol, antes que un palo de hockey, una guitarra, un guardapolvo o un juguete, le llega una ‘pipa'».

También, se anima a proponer un pacto en el «que no pueda haber política partidaria, política chica, no es una cancha en donde cada uno pueda jugar su partido, es una cancha que cuando entramos sacándonos las zapatillas, entramos a pisar un barrio de carne que sufre, y con carne que sufre no podemos hacer nuestro partido», sino que hay que hacer «política en grande, tenemos que poner en práctica dos consejos del Papa Francisco para el bienestar de todos: la unidad sobre el conflicto y la realidad sobre la idea», velando por la unidad para «pelear por un sueño»: la urbanización de los barrios. Enfatiza que «no necesitamos urbanización a mediano o a largo plazo», sino que «tenemos que tomar conciencia de que vivimos en absoluta emergencia», y que en el barrio no hay sólo números, sino que «hay rostros, hay nombres y hay historia».

Luego de la intervención del párroco de San José, el obispo Eduardo García, comenzó con el rito de bendición y, a partir de la lectura del Evangelio, dirigió unas palabras a la comunidad, señalando a la salita como una casa, como lugar que es «signo de Jesús que pasa y se queda en medio de su pueblo dando la salud, consolando y ayudando». Remanrca que «no es simplemente una sala de primeros auxilios, es presencia del Dios que viene a salvar a su pueblo, y que «no son simplemente cuatro paredes, sino que son signos del esfuerzo de muchos hermanos que ven también sus esperanzas que se van haciendo realidad y que eso alienta a nuevas esperanzas». Señala, también, que «la unidad es superior al conflicto», y que «Dios es superior a todo conflicto, y Dios es el que realiza la unidad».

Además, recuerda que hace un tiempo dos dirigentes le pidieron un consejo para lograr la unida y llevarse bien, a lo que responde dos cosas: «deponer los egos y compartir la billetera, simplemente», aclarando que, «cuando desaparecen los egos y entra a jugar el otro y su necesidad, el corazón se nos cambia» y remarca que «las buenas intenciones, realmente, valen cuando pasan por el bolsillo, sino son buenas intenciones nada más, y de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno», al contrario, «nosotros queremos pavimentar el camino al cielo, pero desde acá, y no con buenas intenciones, sino con acciones reales, acciones que se vean, no solamente para la foto, sino que se vean palpables en la vida de los hermanos». Insiste, también, en que es necesaria la fuerza de todos «para crear casas, para que nuestros barrios no creen las enfermedades que después tenemos que sanar en los hospitales y tenemos que sanar en las salitas, para que nuestros barrios sean lugares dignos, donde los chicos no se enfermen lo que después tenemos que curar, hace falta el esfuerzo de todos, hace falta un corazón grande, magnánimo, que deje de lado los egos personales, políticos y los que sean, y se anime a compartir la billetera, que nos es propia, sino que es de todos, porque la billetera la llenamos entre todos, entre todos los ciudadanos». Por ello, exhorta a animarse a «compartir lo que es de todos», a «deponer lo egos» y a «pensar en algo que nos trasciende y que se necesita y que es la vida de los hermanos».

Por último, imparte la bendición con las palabras de la Madre Teresa de Calcuta:

Jesús es mi vida,
la Palabra para ser dicha,
la Verdad para ser proclamada,
el Camino para ser recorrido,
la Luz para ser encendida,
el Amor para ser amado,
la Alegría para ser compartida,
el Pan de Vida para ser nuestro sustento,
el hambriento para ser alimentado,
el Enfermo para ser visitado,
el solo para ser acompañado.
Amén


Palabras del Padre Nicolás Angelotti


Palabras de Mons. Eduardo García.

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